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La democracia necesita un update

  • Foto del escritor: julia goldenberg
    julia goldenberg
  • 4 oct 2013
  • 7 Min. de lectura

La democracia necesita una actualización, su definición está siendo interpelada por los desarrollos tecnológicos. Leo en una novela: “la democracia es un ungüento vencido”. A decir verdad, no puede ser pensada bajo las mismas categorías históricas, es necesario tener en cuenta la influencia de la tecnología como práctica cotidiana en relación con la política, el Estado, las instituciones en general. Más aún, la tecnología es política. Fabricio Vagliente, presidente de la Fundación Sociedades Digitales, asegura que existe una mediación que está profundamente arraigada y es necesaria para cualquier actividad, por lo tanto reclama debate y crítica. En tal caso no podemos modificar una teoría política adaptándola a las transformaciones tecnológicas, sino que debemos pensar en categorías esencialmente tecnológicas. En este sentido, el Gobierno Abierto es una propuesta interesante que tiene como base fundamental a las TICs (las Tecnologías de la Información y del Conocimiento). Desde la Fundación se busca establecer un debate y una sistematización de las posibilidades que la tecnología ofrece a la política. Vagliente explica la función que tiene la tecnología para la política:

“No pensemos en tecnología solo como fierros, pensemos en el rol que ocupa en nuestras familias, trabajos, amistades y ahí vamos a entender porqué es indispensable pensarlo en términos políticos. Hoy el padrón electoral se consulta por sms y vía web...algo constitutivo de la democracia como las elecciones, te imaginaras el resto”.

Lo cierto es que la tecnología no es una herramienta, sino una condición de posibilidad para generar nuevos espacios de participación, de gestión y de transparencia que son viejos reclamos para la democracia.


El Gobierno Abierto es una teoría que combina literatura sobre gestión pública, participación ciudadana y sobre las TICs. Comienza a operar en Estados Unidos con el gobierno de Barak Obama, impulsado desde la Casa Blanca (http://www.whitehouse.gov/open). Es interesante la distinción entre Gobierno y Estado, que señala Oscar Oszak para evitar una filiación directa con los inventores del término. Oszlak dice que los norteamericanos llaman “Gobierno” a algo muy distinto de lo que nosotros consideramos el “Estado”. La diferencia central es que el “Estado abierto” tiene una implicancia más amplia porque apunta a la apertura de todos sus poderes. Entonces cuando en Argentina, América Latina o Europa se habla de “Gobierno Abierto” se hace referencia a las instituciones en general. Según Vagliente:

“En Argentina podemos hablar de Gobierno Abierto porque se están entregando 2.5 millones de netbooks, y se está realizando un tendido de fibra óptica que de manera definitiva conectará a más del 90% de la población.”

Los tres principales valores que definen esta teoría son la transparencia, la participación y la colaboración. Es decir, abrir el Estado significa volver más transparentes las instituciones, abrir una puerta a la participación ciudadana y forjar una colaboración en todas las direcciones. Las TICs son la clave para radicalizar estos tres puntos por su carácter cotidiano, masivo y directo. Entonces, la propuesta del Gobierno Abierto es en el fondo fortalecer las instituciones gracias a una radicalización de la transparencia, de la participación y de la colaboración, para que tengan la fortaleza de sobrevivir a cualquier cambio en el poder.


En primer lugar, la transparencia, una demanda antigua y siempre incompleta, se define por la posibilidad que tienen los ciudadanos de acceder a la información pública, a los informes del gasto público, a los planes de acción, etc. Lo cierto es que resulta fundamental una voluntad desde el poder para transparentar las instituciones y por eso las leyes que promueven un libre acceso a la información pública son, hoy, una herramienta fundamental. En Argentina en 2003, el decreto 1172/03 estableció el libre acceso a la información pública, para la elaboración participativa de normas, para acceder a la información pública del Poder Ejecutivo Nacional (http://infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/90000-94999/90763/norma.htm), para establecer el acceso libre y gratuito vía Internet a la edición diaria del Boletín Oficial de la República Argentina, etc. Sin embargo este decreto solo atañe al Poder Ejecutivo, siendo necesaria una ley de libre acceso a la información pública capaz de establecer definitivamente el carácter abierto de todas las instituciones. Además, la información institucional, como todo discurso, sufre las desmentidas de los grandes poderes mediáticos. Lo cierto es que la tecnología permite un acceso cotidiano y directo a estos datos evitando mediadores e intérpretes. Un ejemplo citado por el presidente de la Fundación es el de los resultados provisorios PASO 2013 (http://www.elecciones.gov.ar/resultados_provisorios_paso2013.htm), donde se exhiben los resultados de las elecciones para habilitar su reutilización con fines de procesamientos estadísticos, docencia, investigación e interés general.


El segundo concepto en relación con la transparencia es el de la participación. La transparencia es imposible sin participación, porque aunque exista una voluntad política que decida exhibirlo todo, la participación de los ciudadanos dota de sentido a la información. En realidad, la participación es también un antiguo valor democrático que hoy tiene la forma de la militancia, del debate público, del sufragio, etc. Lo que las TICs aportan es un ejercicio cotidiano de la democracia, un nuevo espacio de participación. Vagliente subraya la potencialidad de la participación por medio de la tecnología,

“Lo pienso incluso en términos materiales, imaginate, es difícil que la gente viaje hasta el congreso cada vez que se discute una ley. Pero si cada vez que se discute una ley existe la posibilidad de colgarla de una plataforma, y yo desde tierra del fuego puedo entrar y ver qué se está debatiendo, ver cuales son las opciones. Esto al mismo tiempo abre desafíos interesantes, porque hay que estar muy informado para participar, para intervenir.”

Este nuevo tipo de participación si bien puede desarrollarse por estos medios, no equivale a la política en vivo que no deja de tener su lugar fundamental en la escena política operando desde lugares inalcanzables para cualquier medio tecnológico. Entonces la participación no refiere al reclamo sino al trabajo de la ciudadanía por dilucidar problemas que afectan a la comunidad, por realizar propuestas posibles y efectivas, por debatir con argumentos y permitir a los ciudadanos participar de la conformación de políticas públicas:

“Si tenemos una gran cantidad de personas informándose sobre determinada ley, apoyándola, discutiéndola, hasta que finalmente esa ley se concreta. ¿Cómo le sacas a toda esa gente esa conquista? Me parece que el Gobierno Abierto es una excelente propuesta para fortalecer las instituciones”.

Desde la Fundación Sociedades Digitales, sostienen que la escucha activa debe ser un elemento rector para el modelo Argentino de Gobierno Abierto. Esto requiere un buen oído por parte de los gobernantes que deben saber leer y escuchar los reclamos de los ciudadanos. En caso contrario los reclamos no tendrían asidero alguno. Existe un ejemplo notable por el nivel de participación que alcanzó -sin tener el mismo valor por su contenido- el llamado “We the people” nuevamente impulsado por la Casa Blanca. Esta plataforma abrió la posibilidad a los ciudadanos de subir sus “peticiones”, que eran publicadas y luego eran votadas por el resto de la ciudadanía. Nueve millones de personas participaron de esa plataforma. Pero toda la cuestión es como encauzar luego todos esos reclamos, que iban desde un llamado a elecciones y pedido de dimisión del presidente Obama hasta un reclamo por los derechos humanos en China.

“Es muy complejo, supongamos que yo subo a una determinada plataforma una ley que se está debatiendo, y le pido a la gente que opine sobre cada artículo y veo que responden de forma contraria a la orientación política de mi gobierno, tengo un dilema enorme.”


Por último la colaboración implica a todos los sectores de la sociedad, intentando eliminar la idea de una verticalidad, para fortalecer el compromiso de las empresas, los ciudadanos, las organizaciones sociales y otros actores en función de generar políticas públicas en conjunto. Vagliente citó una propuesta local interesante llamada “La trama financiera de la dictadura” fue realizada por la Comisión Nacional de Valores en la web de datos públicos de la Nación (http://www.datospublicos.gob.ar/node/15) donde se exhiben las trayectorias de los fondos de los comandos del ejército hacia los bancos de destino. La plataforma habilita a cualquier usuario a sumar información con el fin de completar esta base de datos. Este ejemplo resulta notable porque la colaboración no es una herramienta más, sino que se trata de un factor indispensable para la creación de un documento común de interés comunitario. El documento debe ser colaborativo, ya que se busca aclarar un período histórico que afectó a toda la población. Por lo tanto sólo de forma colaborativa se puede completar el documento y, a su vez, tendrá sentido para todos si es construida por todos.

“La realidad es que desde el Estado tiene que haber una apertura porque es la única forma de legitimar el proceso. Si sólo existe una iniciativa desde la sociedad civil a eso la falta la legitimidad que sólo el Estado puede darle. Es necesariamente un trabajo en conjunto.”


Indirectamente el Gobierno Abierto muestra el carácter artificial y complejo del Estado, donde hay algo que excede siempre las recetas teóricas. Habrá un resto que no puede ser predeterminado entre una propuesta como la del Gobierno abierto y la política real, de carne y hueso. No olvidemos que los paladines de la transparencia son los norteamericanos y en tal caso la transparencia demostró ser la contra cara de un espionaje perverso, como se encargó de denunciar Snowden. Por eso creo que es necesario romper la filiación con Estados Unidos, considerando que la población del Sur de América tiene especificidades que los países desarrollados no tienen. Los problemas que aquejan a las sociedades del norte muchas veces se vuelven difíciles tareas cuando una gran porción de la población, dadas las condiciones de la región, está más preocupada por cuestiones fundamentales como llevar un plato de comida a la casa, por conseguir trabajo, educación, etc. Sin embargo, hoy existe según Vagliente una gran potencialidad en Argentina para implementar políticas de Gobierno Abierto.

“Cuando nosotros empezamos a trabajar estos temas hace siete años, Argentina tenía 23% de población conectada. De acuerdo al último relevamiento de Naciones Unidas en julio, Argentina ya está por encima del 60% de población conectada a Internet. Cuando alcancemos el 90% de conectividad vamos a vivir un momento de posibilidad real para el Gobierno Abierto.”

Existe una resistencia y una cultura del secreto que deben ser disueltas para llegar a una transparencia plena. No es posible que el secreto desaparezca por completo, pero se pueden fortalecer los canales de comunicación entre la ciudadanía y las instituciones. Lo cierto es que el uso cotidiano de las TICs se generalizó volviéndose compulsivo y permanente, incrustándose en nuestra cultura y así en el ejercicio de la democracia. Siempre habrá - por la naturaleza demasiado humana de estos artificios- un resto de opacidad, un secreto y un campo de acción que exceda estas estrategias, pero es imperante considerar a la tecnología como un factor fundamental para la política.


Publicado en Ni a Palos en Octubre 2013


 
 
 

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